jueves, 3 de mayo de 2012

Porque el adiós se siente en vena.

No quiero don Juanes ni Romeos. Tampoco sapos que se conviertan en príncipes, ni príncipes que me despierten con un beso. No quiero amantes de telenovela, ni un Peter Pan que me haga volar. No quiero un chico de comedia romántica americana ni un tío que venga a buscarme fardando de coche. Amores de verano tampoco, porque el verano dura poco y el recuerdo está hasta el verano siguiente. De hecho, no os quiero a ninguno. Ni a ti, ni a ti, y mucho menos a ti. No los quiero altos ni bajos; guapos ni feos; que vayan de duros o sean más buenos que el pan. No los quiero buenos ni malos, claro, porque los buenos no son tan buenos y los malos lo son más aún. Al final todos desaparecen como en un mal truco de magia, se esfuman y les dices adiós con cara de tonta intentado que no se te caiga el corazón a cachos. Así que no, no os quiero a ninguno. Podéis ir buscando a otra tonta, que para promesas sin cumplir ya tengo las mías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario